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El Fondo Nacional Armenia construyó 115 invernaderos en Tavush, asegurando la seguridad alimentaria en esa región.

[Esta nota fue publicada en el sitio web himnadram.org con motivo de la construcción de 115 invernaderos en Tavush. Casi la totalidad de estos invernaderos fue posible gracias a la Comunidad Armenia de Argentina, a través del Fondo Armenia: grandes donantes, donantes individuales y donantes por débitos automáticos. Este proyecto tuvo tres fases, una por año. Los últimos fueron terminados de construir el año pasado. Muchos benefactores pudieron estar en Tavush en la inauguración y otros pudieron visitarlos más tarde y conocer a los beneficiarios]

El pueblo armenio ha cultivado y ha vivido de lo que sus ancestrales tierras le han dado, durante milenios. Los arqueólogos han encontrado evidencia que da cuenta de que la agricultura, en las montañosas tierras armenias al este y al oeste del Monte Ararat, se remonta a 10 mil años atrás. La bodega más antigua del mundo se encuentra en una cueva en Areni -ubicada al sudeste de Yerevan, a dos horas en desde la capital armenia. Los investigadores también encontraron prensas para uvas, botellas y jarras de fermentación que datan de 6,100 años atrás. Esta cueva se encuentra en el mismo sitio en el que los arqueólogos encontraron el zapato de cuero más antiguo del mundo, cuya data es del 3,500 antes de Cristo.
Avanzando hacia el nuevo milenio, en la Armenia post independencia, post Unión Soviética, post Revolución de Terciopelo, un país mucho más pequeño que la Armenia Histórica, pero igual de habitada por gente trabajadora, que labra el suelo, que siempre sus semillas, riega, cosecha y disfruta del fruto de su trabajo agrícola. En la era del e-commerce (comercio electrónico), Amazon, Iphone e Instagram, el 15% del PBI de Armenia proviene del cultivo de plantas y del ganado. La agricultura tiene un retorno de 2 millones de dólares a la economía nacional y emplea al 37% de la población de Armenia. El Comité de Estadística de la Nación informa que existen 1,600 empresas de producción de alimentos.
De una población de 3 millones, 320.000 familias cultivan sus propias parcelas de tierra de 1 hectárea y media.

Crecimiento de la agricultura en Tavush

Para mitigar las dificultas que atraviesa una familia agricultora en Armenia, especialmente en ciudades fronterizas que corren riesgo de ser despobladas, el Fondo Armenia construyó 115 invernaderos en el noreste de Tavush. Con una inversión mínima de 400 dólares por familia, el Fondo Armenia donó 5,500 dólares para construir cada invernadero. 
Este proyecto fue por iniciativa de un plan de desarrollo rural integral e innovador del Fondo Armenia. El objetivo de la construcción de los invernaderos es asegurar a las familias agricultoras un aprovechamiento máximo de su tierra, mantener sus cosechas a salvo, cultivar para poder abastecerse a ellos mismos y poder vender el excedente.
Cuando comenzó a circular la noticia de que el Fondo Armenia iba a construir invernaderos, la familia Amirjanian, de Aygehovit, fue casi la primera en anotarse. Una vez que los aplicantes fueran elegidos, sus invernaderos serían construidos, y además se les ofrecería semillas y soporte técnico para asegurar que tuvieran conocimiento de las mejores prácticas para aprovechar el invernadero. “Digamos que uno de estos invernaderos garantiza suficientes alimentos para toda una familia”, dice Hovsep Amirjanyan, de 53 años, nativo de Aygehovit. “Estamos muy felices. Muy agradecidos. Producimos todo lo que necesitamos para comer, eso incluye tomates, pepinos, cebollas, hojas verdes, menta y legumbres”. 
Residentes de 11 pueblos de la region de Tavush fueron invitados a presentar una oferta por un invernadero. En cada ronda se seleccionaron entre 20 y 25 familias de los pueblos de Ditavan, Khachardzan, Kirants, Voskevan, Artsvaberd, Koti, Nerkin Tsaghkavan, Berdavan y Zorakan. 
Las familias que no fueron elegidas en esa ronda, fueron invitadas a participar de la próxima solicitud, de forma tal que finalmente todas las familias que quisieran un invernadero pudieran recibirlo. “Los invernaderos son una ayuda muy importante porque al crear un mejor ambiente, mantiene más cálida la temperatura”, explica Hovsep, “y nos ahorra que el producto sea estropeado por el granizo, el sol o las lluvias. El invernadero también hace que el cultivo crezca más rápido. Gracias a eso que podemos tener dos cultivos en una misma temporada: plantamos en otoño y los cultivos continúan creciendo hasta el invierno de enero. Algunas verduras y cultivos como las cebollas maduran todo el año gracias al invernadero”.
La estructura metálica del invernadero está cubierta con policarbonato de alta densidad y polietileno. Son de 1000 m2 y son calentados de forma natural por el sol, abundante en Armenia. Además de mantener las plantas a salvo, permiten duplicar las temporadas de cosecha. El rendimiento y la calidad de los cultivos también son mejores. Tanto los agricultores como los consumidores están de acuerdo en que los cultivos producidos en invernaderos son más sabrosos. En cuanto al sistema de riego, el Fondo Armenia instaló estaciones de bombeo que traen agua de los bosques, ríos y manantiales cercanos. Una vez que las tuberías llegan al invernadero, el sistema que se usa es el de riego por goteo, que ahorra agua y llega más fácilmente a las raíces de las plantas, minimizando la evaporación.

Hovsep Amirjanyan atiende la granja familiar junto a su hijo Armenag, de 30 años, que da clases de historia en la escuela de Aygehovit. Armenag estudió música en la Univeridad y también trabaja como Disk Jockey en celebraciones locales y casamientos. Además de ser maestro, granjero, esposo y padre, es el comodín del pueblo y cuida a su padre, un hombre que puede arreglar cualquier cosa y que hasta construyó con sus propias manos su casa. La construcción original fue dañada en el terremoto de Spitak en 1988 y él mismo la arregló. A él acuden sus vecinos cuando necesitan ayuda con sus tierras. 
Todo el pueblo en total cultiva unas 100 hectáreas de viñedos, y muchas veces Hovsep es contratado por sus vecinos para manejar la cosechadora comunitaria y labrar la tierra. “Una parte de la tierra está muy cerca de la frontera y en la línea de fuego con Azerbaijan, pero igualmente acepto el trabajo que otros en el pueblo no se arriesgarían a hacer”, explica Hovsep. El peligro por el fuego enemigo en la frontera es una realidad diaria para la familia Amirjanyan y sus vecinos. Ellos contaron que durante la Guerra de Liberación de Artsaj, la familia había recibido la visita de un amigo, y mientras estaban en el porch de la casa, cayó un misil y lo mató. Desde ese entonces su casa ha sido alcanzada por misiles y tuvo que ser reparada varias veces. 
Disparos, tormentas de granizo y plagas también pueden causar estragos en los agricultores de las ciudades fronterizas: “el año pasado cuando ya estábamos listos para cosechar las uvas que le íbamos a vender a la fábrica de cognac Ararat, cayó un granizo que destrozó el 50% de las plantas”, cuenta Armenag. “Las nuevas viñas que fueron dañadas el año pasado ya se están rompiendo este año. Cosechamos y vendimos algunas uvas el año pasado, pero fue una cantidad muy pequeña. La pérdida fue grande”. 
Otro desafío para la familia, como para muchas otras comunidades agrícolas en las zonas rurales de Armenia, es la falta de nuevos equipos. La cosechadora que la comunidad está usando está para demolición. Su motor dejó de funcionar hace unos años, pero Hovsep alquiló una grúa, sacó el motor y la renovó. Armenag dice que necesitan urgentemente una nueva cosechadora, porque la que tienen está destruyendo plantas mientras cosecha cultivos como el trigo. A través de las dificultades, la amenaza del fuego enemigo y los elementos naturales inestables, los granjeros de Armenia continúan adaptándose y abordando el problema que se les presente. Las familias en Tavush que han recibido invernaderos del Fondo de Armenia están agradecidas porque su sustento y los alimentos están asegurados. Pero si quieren mejorar las economías de su comunidad, regional y nacional, necesitan un mejor acceso a más agua de riego y financiamiento para equipos más fuertes y resistentes para poder utilizar plenamente sus tierras.